Ni el swap tapa el desastre económico y político

Argentina ya tiene libre disponibilidad por 20.000 millones de dólares con la oficialización del swap suscrito con EEUU. El gobierno podrá usar parte de esos dólares para frenar la corrida por la devaluación del peso que viene ocurriendo desde hace unas semanas, especialmente luego del resultado electoral del 7 de septiembre en la Provincia de Buenos Aires. Claro que el gobierno perjuro que solo los utilizará para cancelar vencimientos de deuda para el 2026 por más de 18.000 millones de dólares. Si así fuera vale interrogarse sobre la premura en anunciar la asistencia financiera estadounidense, que no se agota con el swap e incluye un préstamo de un consorcio de bancos transnacionales por otros 20.000 millones de dólares. Esta realidad del swap fue largamente anunciada y queda claro que los anuncios e incluso su materialización no resuelven los problemas ante la gravedad de la situación económica y política en el país. Más aún, el Tesoro de EEUU ya intervino en tres ocasiones “comprando pesos”, o sea, inyectando dólares al mercado cambiario para que la demanda de divisas se satisfaga. Se trata de un barril sin fondo, ya que ni la billetera más importante del sistema capitalista contiene la corrida hacia el dólar de quienes tienen excedentes de pesos, una minoría que interviene en los mercados de la especulación en la Argentina. A propósito de la intervención del Estado estadounidense para el salvataje del gobierno de ultraderecha de Javier Milei, la crítica en EEUU crece y se interrogan sobre porqué el “salvataje” a la Argentina con tantas necesidades, problemas y demandas en el país del Norte. Con el gobierno cerrado (shutdown) ya por tres semanas, hay trabajadores que no perciben sus ingresos, con un alza de precios derivadas de la suba de aranceles dispuesta por Trump desde abril pasado. Es una guerra comercial que no termina y puede escalar si no hay acuerdo con China en un cara a cara del empresario gobernante en Washington y el titular del gigante asiático. La realidad es que no solo critican trabajadores con ingresos suspendidos, sino que el arco de productores agrarios, los farmer, demandan atención. Con ellos, suben la vos los representantes de la oposición, que exigen respuestas institucionales que justifiquen la razones de la intervención en Argentina, comprometiendo cuantiosos recursos. No se trata solo de economía, sino principalmente de política. En efecto, Trump cuida a su principal socio en la región, territorio plataforma para una estrategia global de sostenimiento del papel rector de EEUU en el capitalismo mundial. La esencia es la reconfiguración A días de la elección de medio término, el bloque de ultraderecha que expresa la relación Trump – Milei, necesita sostener un resultado que facilite continuar con la tarea del ajuste y la reestructuración reaccionaria del capitalismo en Argentina. Esa alianza política sustenta un proyecto económico que supone mantener a la cabeza del sistema mundial a EEUU, por lo tanto frenar el empuje desplegada en las últimas décadas por China, quien disputa la hegemonía del orden mundial. Ambos jefes de Estado se necesitan, aun cundo la incidencia de la Argentina en el Producto mundial sea mínima. Argentina está en el podio de los tres grandes de la región, luego de Brasil y México. Además, la estrategia de Washington supone modificaciones hacia la derecha en las elecciones próximas de Colombia y de Chile. Por eso la presión en estas horas sobre el gobierno colombiano y sobre Venezuela. Pretende Trump culpabilizar a ambos países en el negocio narco, cuando lo que le interesa es el petróleo venezolano y la anuencia y subordinación del vecino. Correr hacia la derecha a Colombia y a Chile, colocaría a tres países en el bloque de afinidad derechista con Trump, intentando minimizar la capacidad de acción de los gobiernos de Brasil y México. Lo esencial es la crisis en el capitalismo mundial, especialmente en EEUU, que este fin de semana movilizó millones de personas en prácticamente todo el país en contra del autoritarismo de la Casa Blanca. El capitalismo está en reconfiguración y por eso toda la emisión monetaria para el salvataje del capitalismo en la crisis del 2008 se orienta en estas horas a la modernización y la innovación tecnológica, cuya bandera de vanguardia es la Inteligencia Artificial, IA. A esto apuestan Milei y Trump, por eso el interés en la producción energética, especialmente la nuclear, en el uso del agua y en la minería metalífera. Todo un combo necesario para la producción sustentada en IA. De ahí la asociación de las grandes tecnológicas con Trump y la oferta de Milei para radicar “Centros de datos” en la Patagonia, territorio de abundancia de agua, con clima adecuado y centro de la acumulación productiva energética sustentada en hidrocarburos no convencionales. Esa es la apuesta y por eso la respuesta de Trump a la prensa de EEUU, en el sentido de que “no sabes nada” y en la Argentina “se están muriendo”. No es por humanismo que EEUU asiste a la Argentina, sino en defensa propia, para defender una propuesta de orden global bajo la dirección de Washington. Eso se juega el 26/10 La asistencia de EEUU está en el centro de la campaña electoral, aun cuando tiene poco efecto, por ahora, en los mercados bursátiles y de cambio, territorio de accionar de una minoría, pero vidriera de la economía y la política. El gobierno trata de mostrar su vínculo con la sociedad “ideal”, o quizá idealizada, del sistema mundial. Queremos ser como EEUU, incluso mejor que ellos en una década, si seguimos este rumbo, sostiene Milei. La incógnita es la respuesta electoral de la sociedad y más aún, la capacidad del movimiento popular para construir una alternativa política más allá de la elección del domingo 26. El gobierno aun pregona la herencia recibida. Sabe que una parte de la población no quiere volver atrás, y que aun decepcionada con los resultados de la motosierra, la licuadora y la desregulación, mantienen expectativas. Se trata de una crisis de representación que demanda la emergencia de una propuesta política que entusiasme al colectivo social con un horizonte de acciones de transformación de la economía y la política en beneficio de la mayoría social. Es la tarea más allá del resultado electoral. Asistimos a un momento de reconfiguración mundial y local del capitalismo, con el interrogante reiterado sobre quien vencerá a quien, segundos afuera dirían en el cuadrilátero del box. 21 de octubre de 2025

El detrás del rescate estadounidense a la Argentina

Lo peor ya pasó sostuvo Milei a comienzos de septiembre. Sin embargo, a los pocos días, tras la corrida cambiaria que llevó el tipo de cambio al tope de la banda, se acudió nuevamente a la asistencia financiera de EEUU. Era la segunda en seis meses. La primera fue un préstamo de 20.000 millones de dólares del FMI en abril, del que ya desembolsó 14.000 millones que alimentaron la fuga de capitales Ahora, la novedad es un swap por otros 20.000 millones de dólares y la intervención directa del tesoro estadounidense en el mercado cambiario de la Argentina. En su primera operación alcanzaron unos 100 millones de dólares, que evidencian el compromiso firme de las autoridades de Washington para sostener la política cambiaria del gobierno Milei. Se trata de una señal que podrá reiterarse con la compra de moneda local o de títulos públicos. Si bien son operaciones menores para la potencia del norte, dan cuenta del interés de la gestión Trump en favorecer al gobierno de Milei. Algo está mal con la economía local para solicitar asistencia urgente en dos ocasiones en seis meses al todo poderoso del norte. En efecto, Argentina está atrapada en un endeudamiento y vencimientos de corto y mediano plazo imposibles de cancelar, pero más aún, sin capacidad de generar divisas suficientes para atenderlos. Sin acceso al mercado de crédito mundial, la asistencia estadounidense resulta indiuspensable. La situación se agrava por una política pública que privilegia el equilibrio fiscal para bajar la inflación. Esa suba de precios estuvo sostenida por dos décadas y se constituyó en la principal demanda económica de la sociedad, según entendió para la disputa del consenso electoral La Libertad Avanza (LLA). Resulta así un impacto catastrófico en el funcionamiento de la economía, con tendencias actuales preocupantes en la evolución del nivel de actividad, la baja de los ingresos populares, salarios y jubilaciones, e incluso una evolución descendente del superávit comercial. Todo agravado con un creciente endeudamiento público, cuyos vencimientos inducen una profundización del ajuste fiscal. Interés de EEUU La pregunta es sobre el interés de EEUU en el rescate, lo que remite a objetivos políticos y económicos. Entre los políticos se destaca la afinidad ideológica política de Argentina con EEUU, no solo en la competencia con China, sino y muy especialmente en la visión sobre la perspectiva del capitalismo ante la crisis mundial. La consigna MAGA (Make America Great Again) supone subordinar a los aliados históricos de EEUU a las necesidades de política local, nacional, de Washington. Vale para Europa, Japón, Medio Oriente o América Latina y el caribe. Queda claro que, en la región, Trump necesita recuperar un protagonismo perdido entre los países de mayor peso relativo. Solo basta considerar los cinco más grandes de Latinoamérica y el caribe para entender la lógica del gobierno estadounidense. Argentina es la única alineada sin matices con la política exterior de Trump. No ocurre lo mismo con Brasil, México, Chile o Colombia. Además, el peso relativo de China en comercio, inversiones y finanzas creció de manera importante durante este siglo XXI. Sin embargo, el interés económico es sustancial en este tiempo de innovación tecnológica evidenciado con las inversiones en inteligencia artificial, IA. Esas gigantescas inversiones necesitan ser abastecidas por energía y abundante uso de agua. La Argentina ofrece enormes posibilidades en ese sentido, especialmente en la Patagonia. Un ejemplo es la producción y exportación de hidrocarburos no convencionales, en donde el país se presenta como la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo. Argentina dejó atrás su vulnerabilidad como importador de energía y se transformó en un exportador, con perspectiva de igualar o superar a mediano plazo su ventaja relativa en la exportación de commodities agro ganaderas. Existe un consenso ampliado del poder local para producir y exportar esos hidrocarburos no convencionales, más allá de cualquier resistencia local o global en defensa del medio ambiente. Más aun, el país ofrece una perspectiva de transformarse en importante productor de minería metalífera, convergente con las iniciativas estadounidenses en proyecto de competencia con China. La gestión Trump se involucró en estos días en la compra de activos canadienses para la producción minera en Alaska. Pretende con ello disputar el acceso a insumos estratégicos que Argentina está dispuesta a ofrecer a cambio de la asistencia financiera en el presente. EEUU necesita la subordinación política de sus aliados tradicionales y por eso disputa en todos los terrenos. En el comercial con la guerra arancelaria y en lo económico financiero con su política monetaria y cambiaria para sostener el dominio del dólar en la economía mundial. Pero también presiona militarmente para involucrar más claramente a Europa en la OTAN y resulta evidente en las gestiones en los países árabes para inducir el tratado entre Hamas e Israel. La iniciativa de Trump apunta a una estrategia de intervención política del Estado estadounidense en la superación de la crisis capitalista en curso, coincidente con el programa sostenido por el libertario gobernante en Argentina. Dependencia y reestructuración capitalista No alcanza con denunciar la profundización de la dependencia política y económica de la Argentina con EEUU. En rigor, lo que acontece es un proyecto de reestructuración regresiva del capitalismo local para insertarlo en la dinámica que propone la ultraderecha global liderada desde Washington. Por eso, las premisas son las reaccionarias reformas laborales, tributaria y previsionales para disciplinar la capacidad de lucha del pueblo argentino y desde allí reorganizar el modelo productivo y de desarrollo bajo el que funcionó el capitalismo local desde fines del siglo XIX. Argentina inició ese proceso en 1975/76 y tras medio siglo de avances y pausas, la aceleración intenta consumarse en la gestión Milei. El fin de la conciliación de clases para el desarrollo capitalista en Argentina fue el objetivo de la dictadura genocida, potenciado en los 90 del siglo pasado y con la gestión macrista. La propuesta del poder concentrado pretende disciplinar por abajo y por arriba para afirmar esa transformación del modelo productivo con un país que diversifique su matriz productiva primaria, con la exportación agro-ganadera, energética y minera, sustentada en inversiones externas. En ese marco hay que analizar el acuerdo secreto YPF Chevron para la utilización de la tecnología de la fractura hidráulica que hizo posible la producción y exportación de hidrocarburos no convencionales. Del mismo debe considerarse el anuncio de OPEN IA para una inversión de 25.000 millones de dólares en el sur del país. Argentina proveedora de bienes comunes para la innovación tecnológica y productiva contemporánea liderada por capitales foráneos, principalmente estadounidenses, es el destino de los acuerdos actuales entre Argentina y EEUU. Buenos Aires, 13 de octubre de 2025

De "La construcción del milagro" a la crisis

Milei presenta su nuevo libro con un show en donde tiene el doble carácter de cantor y autor expositor., haciendo ensayos mientras crece la crisis económica y politica. Las ideas del libro y de su discurso no son novedosas: se reitera el mismo balance que sostiene el “milagro” del crecimiento económico, la baja de la inflación y la pobreza; junto a la suba de los ingresos populares. Todas falacias de propaganda que se justifican con cifras discutibles que escamotean la realidad. El crecimiento de la economía puede remitirse al 2024 hasta el primer trimestre del 2025 y sesgado hacia algunos sectores primarios exportadores, caso del agro, la energía y la minería, también el turismo emisivo al exterior, la venta de automotores, de inmuebles y las finanzas. El resto de la economía, en general vinculada al mercado interno y con ingresos populares deteriorados muestran la otra cara de la moneda. Los datos señalan que la inflación detuvo la baja en julio y agosto, con un registro del 1,9%, que es muy probable que se mantenga para el pasado mes de septiembre y el presente. Ello ocurre, entre otras cuestiones, por el aumento del tipo de cambio y la especulación con nuevas devaluaciones, antes o después de las elecciones de medio término, más allá de las afirmaciones oficialistas en sentido contrario. El salario de los estatales desmiente la referencia presidencial de mejora de los ingresos, con una caída del 19% respecto a diciembre del 2023, habiendo resignado caca estatal más de 8 millones en promedio. El salario del sector privado está 5% por debajo del inicio de la gestión Milei, con una pérdida promedio de más de 1,7 millones de pesos. Las jubilaciones están abajo un 23%, con una pérdida promedio de más de 3,9 millones por beneficiario. Los datos son aportados por “MATE”, el mirador de la actualidad del trabajo y la economía. Crítica realidad La realidad es una economía estancada por esa baja de ingresos populares, con cierres de empresas, incluso retirada de algunas de capital externo y variados cierres de pequeñas y mediana, con un saldo de desempleo en torno al 8% y una creciente informalidad laboral, con un registro del 44%, el más alto en este siglo. Esa informalidad es expresión de la irregularidad del empleo derivado de la impunidad empresarial y la política pública de deterioro de los ingresos populares y condiciones de vida de las/os trabajadoras/es. Bajo estas condiciones y para sostener la lógica del equilibrio fiscal, crece el endeudamiento externo, que ya supera los 300.000 millones de dólares, de una cuenta en perspectiva de incremento bajo asistencia del gobierno de EEUU. Este año hubo asistencia del FMI por 20.000 millones de dólares, con desembolsos por 14.000, utilizados para la fuga de capitales, esencialmente compra de billetes por una minoría con excedentes de pesos en sus cuentas. Sin la mediación de Donald Trump ello no es posible. Ahora en Washington, el quipo económico profundiza la dependencia con mayor endeudamiento y condicionalidades que afectan el manejo soberano de la economía local. Un “milagro” reaccionario El “milagro” del libro de Milei es que haya durado este tiempo, vale señalar, con la complicidad de un Congreso Nacional que empezó a ser esquivo en este tiempo. El cambio de actitud y de votaciones en el Parlamento se explican por el cambio de humor en la sociedad ante los problemas económicos, pero, sobre todo, por los problemas políticos derivados de la corrupción en el gobierno. Se trata del fraude $libra, con juicios en el exterior y en el país, las denuncias sobre coimas en la ANDIS, las denuncias en el área de salud y más aún, con el caso Espert y las vinculaciones al narcotráfico. Es un combo que suma crisis política a la situación económica. El Diputado Espert abandona la campaña y la presidencia de la comisión de Presupuesto de la cámara baja, impactando en el proceso electoral a pocos días de la votación, considerada estratégica para el gobierno y el poder. No hay milagro económico, tan valorado en ámbitos asociados a la corriente principal liberalizadora, sino un intento por continuar la lógica de disciplinar, por abajo y por arriba, a la sociedad en Argentina. Por eso es un “milagro reaccionario”, una tarea esencial definida en 1975/76 para reestructurar regresivamente al capitalismo local y que se procesó en etapas, en la dictadura genocida, en los 90 con Menem y De la rúa, luego con Macri y ahora con Milei. Claro que ante las dificultades de la gestión, el “banco de suplentes” ya está listo, agrupando a diferentes sectores del peronismo, del radicalismo y del PRO, bajo las figuras de gobernadores con referencias territoriales en todo el país. Se proponen asumir con mejores modales y diplomacia de relaciones políticas, la reaccionaria reestructuración para una inserción en la lógica mundial de acumulación capitalista, cuya tendencia preocupante se orienta hacia el capitalismo criminal y guerrerista. El objetivo del gobierno y sus cómplices, ahora dispuesto a sustituir al gobierno en la gestión, pretenden avanzar luego de asumido el nuevo congreso Nacional en diciembre próximo, con las reformas tributarias a favor de los capitales la ganancia; la reforma laboral y la previsional. Resulta coincidente con el propósito global de los capitales más concentrados en todo el mundo. La resistencia a la política pública viene creciendo, pero aún resulta insuficiente, especialmente en la construcción de un consenso político para orientar un rumbo en favor de las trabajadoras y los trabajadores, del mercado interno y las economías regionales. Buenos Aires, 6 de octubre de 2025

Momento crítico en el sistema político

La descomposición política no es solo del gobierno, sino del conjunto del sistema político, de la forma del ejercicio de la “democracia realmente existente” en el país. Atañe a los diferentes poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, tanto como al conjunto de los partidos que disputan la representación política institucional. Extensivo a la objeción a las formas históricas de la organización social y su burocratización, en el ámbito sindical, territorial, económico, cultural, etc. Por esa descomposición, muchos se interrogan sobre qué habría que hacer, especialmente en el ámbito de la política económica. ¿Devaluar? ¿Suspender los pagos de la deuda pública o subordinarse al ajuste perpetuo y la regresiva reestructuración de la condicionalidad externa? ¿Inducir reformas, pero…, qué reformas? En la agenda de la dominación aparecen las reaccionarias en el ámbito laboral, previsional o tributario, ¿cuáles desde la izquierda o el progresismo? ¿Privilegiar la inserción internacional o el mercado interno, incluso que inserción mundial? ¿Cuál es la prioridad económico social para atender de manera inmediata? No existe consenso sobre estos y otros temas. Tiene sentido, porque todo depende de los intereses que se defiendan o los sectores que se pretenda representar. Más complejo aun si la fragmentación política es lo que prevalece en la sociedad, bajo creciente influencia mediática, incluso de redes sociales, atravesadas por la mercantilización y concentración del capital hegemónico en las comunicaciones, lo que les otorga prevalencia en la batalla por el sentido común. Un sentido construido en el último medio siglo, en contra de los “derechos” y a favor de la “mercantilización”. El resultado del cambio estructural en el capitalismo local, como parte de las transformaciones operadas en el sistema mundial, en contra de los “derechos” y a favor de la rentabilidad de los capitales más concentrados, constituye la base explicativa del retroceso político y cultural, operada culturalmente con la mediación comunicacional. Allí radica la descomposición de las tradiciones políticas y culturales construidas durante el siglo XX y que estallaron en la rebelión del 2001. Para ese momento, se asiste a un tempo de consolidación de un nuevo patrón en el modelo productivo y de desarrollo, sobre el que se construye, o se intenta, un nuevo régimen político. Ya no se trata de la disputa entre “dictadura” y regímenes constitucionales, prevaleciente entre 1930 y 1983, ni entre radicalismo y peronismo en tiempos de normalización constitucional. Todo el siglo XX se transitó en el privilegio al mercado interno y una determinada inserción subordinada al capitalismo global. Desde el último cuarto del Siglo XX se gestaron las bases para el privilegio a la producción y exportación primaria, bajo la condicionalidad de la deuda pública, verdadera hipoteca que amenaza la soberanía. El capitalismo en Argentina sufre cambios trascendentes en este último medio siglo, acelerado bajo los gobiernos de la dictadura, de los 90 (Menem y De la Rúa), el macrismo y ahora Milei. Son todas etapas de un proceso de regresiva reestructuración de la economía, del estado y de la sociedad. Con la llegada de Milei se experimenta el momento más audaz de esa reconversión reaccionaria, imposible sin los cuatro fenómenos políticos anteriores, que sembraron las condiciones de posibilidad para la irracionalidad ajustadora del gobierno de ultraderecha. En rigor, se trata de la racionalidad de la descomposición del régimen político local. ¿Cómo salir de la trampa? En primer lugar, hay que profundizar el diagnóstico, ya que los escasos momentos políticos en este medio siglo, de crítica a la lógica económica y política, denominada neoliberal, apenas fueron más allá en intentos de distribución del ingreso, sin impacto en la afectación de la distribución de la riqueza, y menos en la transformación del modelo productivo primario exportador, de fuerte condicionalidad por el endeudamiento público y sustentado en la especulación de una legislación y régimen financiero de subordinación a la transnacionalización del capital. Sin consenso en el diagnóstico sobre la profundidad de los cambios en el capitalismo local y los límites de la crítica sustentados en paliativos que no modifican esencialmente el orden devenido del modelo productivo y de desarrollo, resulta imposible favorecer un nuevo rumbo en contra y más allá del poder construido por medio siglo. Se trata de un diagnóstico construido desde las múltiples resistencias de este largo tiempo que demandan una síntesis política que no se visibiliza en la coyuntura. Es una dinámica a resolver más allá del proceso electoral, bajo una nueva identidad político popular que resuma la experiencia de las mejores tradiciones de la cultura política asumida en la historia de la lucha de clases en el país. Remitimos al anarquismo, el socialismo, el comunismo, el radicalismo, el peronismo; cada una de las cuales tuvo prevalencia en momentos históricos de la construcción de identidad política para la mayoría popular. La organización y resistencia popular cotidiana y regular construye la subjetividad necesaria para pensar en alternativa política. En ese devenir ya se ha construido un programa, que son las reivindicaciones de las/os trabajadoras/es; las/os jubiladas/os; de los movimientos territoriales y su demanda por el hábitat y la autogestión; las luchas contra el FMI, los organismos internacionales y el endeudamiento público; los feminismos populares y las luchas por la soberanía y en defensa del medio ambiente en contra del extaractivismo promovido por el modelo primario exportador de saqueo; del colectivo cultural. Desde esa subjetividad resistente creciente y ese programa de demandas socioeconómicas es que puede construirse la propuesta política que entusiasme y otorgue nuevo rumbo a un tiempo de lucha por la emancipación social. Esa tríada de “subjetividad, programa y propuesta política” constituye la base para construir identidad superadora de los problemas que sufre el pueblo argentino. De manera democrática, participativa, asamblearia, es que ese colectivo de organización y lucha consciente podrá definir las prioridades del cambio necesario. Ello supone definir por dónde empezar los cambios y qué hacer, desde un consenso ampliado y consiente que pueda dar vuelta la taba, como sostiene el dicho popular. No se trata de medidas técnicas, por muy correctas que parezcan, sino de una construcción social y política para enfrentar el poder económico que está detrás de la transformación reaccionaria del gobierno Milei, y del banco de suplentes que ya se predispone a sustituirlo para continuar con el plan estratégico iniciado en 1975/6. Es un desafío gigantesco a resolver más allá de estas próximas elecciones de medio término, que están muy alejadas del debate necesario que intentamos instalar. Las propuestas sostenidas desde la crítica a la hegemonía y que no transforman la realidad estructural, terminan habilitando nuevos turnos de consolidación del programa más reaccionario de la derecha local. Por su parte, las propuestas radicalizadas, necesitan disputar el consenso social con amplitud, sin sectarismo, en la perspectiva de habilitar un nuevo tiempo para la revolución, el anticapitalismo y el socialismo. Buenos Aires, 2 de octubre de 2025

Los problemas financieros del gobierno ocupan el centro del debate

La agenda mediática y política se concentra en estas horas en la evolución del tipo de cambio y las cotizaciones de acciones, títulos o bonos, escamoteando el problema de ingresos populares deteriorados por las políticas de austeridad, del ajuste fiscal, la motosierra y la licuadora. Por eso, más allá de la volatilidad cambiaria, la acumulación de reservas y el crecimiento del endeudamiento público, el problema es la “economía real”, es decir, la producción y circulación de bienes y servicios, y en consecuencia el empleo y la seguridad social. Las tendencias recesivas son propias del circuito económico en el que actúa la mayoría de la población. El crecimiento solo se registra en sectores asociados al intercambio mundial (agro, energía, minería) y a la especulación, lo que se resume en la expansión del consumo de sectores de elevados ingresos y la fuga de capitales. El gobierno Milei está atrapado sin salida en su lógica libertaria y monetaria ortodoxa, aunque sea en lo discursivo, en la convicción de un sostén de consenso electoral suficiente que le permita sortear con éxito la elección de medio termino el próximo 26 de octubre. Luego vendrán profundas reformas estructurales en lo laboral, previsional y tributario, si es que la nueva composición del Congreso Nacional lo permite. De hecho, el aval político de Donald Trump y Scott Bessent apunta en ese sentido, anticipando financiamiento en tanto y en cuanto exista correspondencia con evidentes señales de “estabilización política”, no solo en términos de votos, sino de alianzas que reiteren la capacidad de gobernabilidad del primer año de gestión. En ese sentido se encamina el dialogo retomado de Javier Milei con Mauricio Macri y los convocados al Consejo de Mayo. La disputa por la hegemonía política de la derecha en Argentina, incluye las negociaciones de las principales referencias de la política y las corporaciones del ámbito socioeconómico. No alcanza con la captura de los votos por La Libertad Avanza (LLA), que parecen disminuir en la coyuntura. La exigencia del momento apunta a contener todas las voces de ese espacio político, especialmente cuando algunas terceras voces intentan, el radical Pullaro o los peronistas Llaryora/Schiaretti, aparecer por un carril del medio, entre libertarios y el peronismo. En la jerga del fútbol se podría decir que hay movimientos en el banco de suplentes. En este sentido, la actividad parlamentaria no parece acompañar la demanda gubernamental por disciplinar la institucionalidad en pos de reaccionarias reformas, mucho menos la calle, crecientemente poblada por organizaciones populares que demandan reivindicaciones económico sociales urgentes. Improvisación vestida de teoría El poder ejecutivo vendió la ilusión liberal libertaria, la del anarco capitalismo, la que se sustentaría en la “escuela austríaca”, la difundida por Ludwig von Mises (1881-1973) o Friedrich von Hayek (1889-1992), especialmente el estadounidense Murray Newton Rothbard (1926-1995) e incluso el monetarista de la “escuela de Chicago” Milton Friedman (1912-2006). Una concepción históricamente asociada a procesos autoritarios de ultraderecha, que se visibilizarían desde la dictadura chilena en 1973 y desde allí al terrorismo estatal de Sudamérica, mundializándose en los 80´ del siglo pasado como “neoliberales” con Margaret Thatcher y Ronald Reagan. La ilusión se alimentó en el rebote económico luego de la mega devaluación de diciembre del 2023, expresado como crecimiento hasta marzo/abril del 2025, para iniciar un proceso de derrumbe y retroceso económico que se potencia en estas semanas. En rigor, asistimos a nuevas versiones de la lógica del capitalismo local y su tendencia al estancamiento estructural desde 2010. La baja de los índices de inflación sostuvo las expectativas entre sectores esperanzados, que, a la luz del freno a la reducción inflacionaria, y a la baja de los ingresos populares, salarios y jubilaciones, que impactan en la caída del consumo cotidiano, hacen dudar sobre cualquier posibilidad de resolver necesidades insatisfechas. Milei, Caputo o Sturzzenegger insisten en la ilusión monetarista y libertaria, desreguladora, anunciando etapas en un plan, que, en realidad, solo propone adecuación de la sociedad a una política de subordinación a la lógica transnacionalizada dirigida desde Washington. Es un liberalismo que hace intervenir al Estado según la necesidad, sea para eliminar transitoriamente las retenciones a las exportaciones agro ganaderas, negociación mediante con un núcleo concentrado de cerealeras, que en tres días de operatoria, menos de una decena de ellas se apropiaron de más de 1.500 millones de dólares. Se resignaron recursos fiscales para beneficiar al gran capital transnacional altamente concentrado. No existe respaldo teórico, sino improvisación y pragmatismo edulcorado con teorizaciones vacías. Lo que existe es un discurso desregulador, junto a una práctica de intervención desembozada, no solo en materia de retenciones, sino con relación a las restricciones cambiarias al comercio exterior, sacando o retomando parcialmente el CEPO, según conveniencia gubernamental. Todo acompañado de una intervención violenta en la represión a la organización y movilización popular. El problema no es solo la política pública, sino la discusión relativa al que hacer más allá de la crítica al oficialismo y las complicidades opositoras. Lo que hace falta es discutir, en un contexto de reconfiguración económica global, que modelo productivo y de desarrollo, incluso, en que inserción internacional para el país. Las elecciones parlamentarias de medio tiempo pueden ser un momento para un debate que parece ausente. Buenos Aires, 29 de septiembre de 2025