El Blog de Julio C. Gambina
Notas y artículos de análisis sobre la actualidad político-económica.
Milei es un proyecto político de reestructuración reaccionaria del capitalismo local
I - Bajar precios para consolidar el consenso electoral
La tendencia a la baja de la inflación bajo el gobierno de Javier Milei, supone destacar la devaluación en origen del peso.
En diciembre del 2023, un dólar paso de costar 400 a 800 pesos, colocando el índice de precios para ese mes en 25,5%.
Debe considerarse ese el punto de partida de una tendencia a la baja de los precios, estrategia principal para disputar el consenso electoral y la posibilidad de transformaciones profundas en el capitalismo local.
Si bien la inflación disminuyó desde ese pico, el descenso se frenó en noviembre de 2024, para oscilar con subas y bajas hasta el 1,5% de mayo del 2025, primer logro trascendente en un camino hacia el objetivo a futuro para bajar a menos del 1% mensual y estabilizar ese registro.
A pesar de la baja del índice de precios, se advierte que algunos sectores, como las comunicaciones, la salud y la educación, experimentaron aumentos significativos en mayo, por encima del promedio, afectando el acceso a derechos esenciales.
En definitiva, todo es producto de una política económica ortodoxa del gobierno, que se basa en una política monetaria restrictiva, la disminución del gasto público social y un control del tipo de cambio, lo que en conjunto deteriora el consumo popular.
Pese a ello, el consenso parece disputarse en la baja del índice de precios.
Ahí están las expectativas de la sociedad, más allá de todo perjuicio en la calidad de vida de la mayoría empobrecida.
La síntesis del gobierno Milei se transita desde la devaluación a la apreciación cambiaria.
El dólar pasó de 400 a 1.100/1.200 pesos en un año y medio de gobierno Milei, mientras que los ingresos populares se retrajeron, sean salarios o jubilaciones, fuente principal del ingreso mayoritario de la sociedad.
Incluso, existe una reducción de los ingresos del empresariado pequeño y mediano asociado al abastecimiento del mercado interno.
Desde el inicio de la gestión Milei se estableció un tipo de cambio que aceleró el alza de los precios.
Ese es el punto de partida para explicar una tendencia descendente posterior, desde el 300% anualizado al 43,5% del registro a mayo del 2025.
Así, el precio de la divisa, especialmente del dólar, es un componente muy importante del crecimiento de los precios en la Argentina, por lo que un objetivo primordial de la lógica gubernamental pasa por apreciar la moneda local y sostener una política de control inflacionario, importante para entender el consenso electoral pese al ajuste brutal sobre el gasto social y los ingresos populares.
Con el registro del 1,5% de mayo, el gobierno pretende sostener su restrictiva política económica para doblegar la presión sobre los precios y avanzar en los consensos electorales.
El objetivo apunta bajar la inflación a toda costa hasta acercarse a condiciones “normales” del orden internacional en materia de precios, en el marco de un recrudecimiento de la inflación en la economía mundial.
Hay un momento deliberado de alza de los precios en diciembre 2023, para una recomposición de precios relativos e intentar la estabilización económica, promoviendo importaciones competitivas con la producción local y bajando la emisión monetaria y el gasto público social.
Un combo dramático para una mayoría social empobrecida, aun cuando es endulzado ideológica y propagandísticamente con referencia al crecimiento económico, solo favorable a un sector concentrado, con expectativas de derrame a futuro para el conjunto de la sociedad.
Lo real es que el fenómeno de caída de los precios está asociado a la baja del consumo popular derivado de caídas en los ingresos populares, salarios y jubilaciones, aunque también del excedente de pequeños y medianos empresarios asociados a la demanda de ingresos en baja.
Se puede ver en mayo un registro del 1,5%, pero la evolución de los precios de comunicación creció al 4,1%. Se trata de un rubro que involucra telefonía e internet, imprescindibles en nuestro tiempo para trabajos precarizados, caso de los repartidores de plataformas. Las comunicaciones constituyen un instrumento de trabajo fundamental.
Algo similar podemos señalar en materia de salud (2,7%) o educación (1,9%), afectando derechos sociales y afirmando una tendencia a la privatización o mercantilización de derechos sociales.
Por eso, el fenómeno de una tendencia decreciente de los precios tiene base en la fortísima y deliberada devaluación monetaria al inicio de la gestión Milei que impacta en la disminución del consumo popular.
La economía argentina se asienta en una política monetaria restrictiva, que supone la no emisión monetaria; una política fiscal restrictiva, de disminución del gasto público social, particularmente del gasto en personal, con cerca de 50.000 trabajadores estatales despedidos en un año y medio de gobierno; y una política cambiaria que luego de la devaluación en origen supone un control muy fuerte del tipo de cambio.
Argentina, contrario a la mayoría de los países del mundo que promueven devaluaciones sobre el dólar, está generando una política de apreciación monetaria, transformado al país en un territorio caro para el turismo que ingresa al país, al tiempo que favorece el turismo emisivo, de sectores con alta capacidad de ahorro histórico, en divisas, y que les resulta conveniente el turismo en el extranjero.
El fenómeno visible es la baja de los precios, pero la esencia está montada en una política ortodoxa, monetaria, fiscal, cambiaria, que deteriora el consumo de la población.
Por eso bajan los precios, pero sobre la base de una baja del consumo popular por efecto de ingresos deteriorados, derivados de la política oficial.
Más allá del consenso electoral, éstas políticas combinadas constituyen la base de las crecientes resistencias y desencantos de buena parte de la sociedad, incluso de quienes depositaron confianza en la estrategia libertaria.
II - Reestructuración reaccionaria del capitalismo local
El modelo de Milei busca un cambio estructural en Argentina, priorizando un país de servicios abierto al capital transnacional, profundizando el modelo agroexportador y abriendo el sector energético a inversiones externas.
Por eso se potencia la producción primaria, la de hidrocarburos no convencionales y de la minería, con el objetivo de atraer capitales externos.
Se pretende un desarrollo empresarial orientado a servicios para inversores, principalmente externos, lo que requiere estabilización macroeconómica y seguridad jurídica, incluyendo incentivos para grandes inversores.
Para que este modelo avance, es necesario disciplinar al movimiento social y al empresariado local, lo que se manifiesta en represión y apertura de importaciones.
Los ganadores son principalmente capitales externos y grandes capitales locales asociados, mientras que los perdedores son el empresariado local y los trabajadores, con un aumento del desempleo tanto en el sector público como en el privado, a lo cual se suman cierres de empresas sin capacidad de competir bajo las condiciones de funcionamiento del capitalismo bajo gestión Milei.
Aludimos a un cambio estructural de la Economía, del Estado y de la Sociedad en la Argentina.
Hace muy poco Javier Milei explicitó que no está en su cabeza un país industrial, sino que está en el desarrollo de un país de servicio que abre sus puertas al capital transnacional, y así desarrollar un modelo productivo en algunas ventajas comparativas (bienes comunes) que tendría la Argentina en este momento del capitalismo mundial.
Se trata de la profundización del modelo agroexportador del país, asentado en oleaginosas, pero también vinculado a todo lo que es la producción primaria, sean granos, cereales, carnes, y por lo tanto potenciar esa línea de acumulación de los últimos 40 años en la Argentina, de un modelo primario exportador asentado en la tierra, las ventajas comparativas de la productividad agraria argentina e inversiones de las transnacionales que han modificado el modelo productivo del agro y de la agroindustria, especialmente con la soja.
Es válido el razonamiento para las economías regionales, de la vitivinicultura, del algodón, de la fruta, los cultivos hortícolas, etc.
No se trata solo del complejo oleaginoso, del trigo o el maíz, sino de todas las producciones regionales asociadas a un modelo productivo de subordinación a los capitales transnacionales y sus paquetes tecnológicos.
Por lo tanto, una fuente de producción y de ingreso de divisas que terminan favoreciendo la acumulación de capitales no necesariamente en el país, si en el exterior, lo que favorece la fuga de capitales, un problema estructural de la economía local, que explica la ausencia de divisas en la gestión pública, y una fuerte acumulación de activos externos en el sector privado, cercano a los 275.000 millones de dólares en billetes de la moneda estadounidense.
A la producción agraria y ganadera se les agrega la apertura a las inversiones externas en el sector de la energía, los hidrocarburos, especialmente no convencionales, a partir del yacimiento Vaca Muerta en el sur patagónico argentino.
La intención pasa por construir al país en un gran productor de gas y exportarlo principalmente a Europa, que ha cortado el aprovisionamiento desde Rusia, producto de la guerra en Ucrania.
Argentina tiene reservas internacionales de gas no convencional que lo ubica en el segundo lugar del mundo, y es la cuarta reserva mundial en petróleo no convencional.
Por lo tanto, en la lógica del gobierno Milei, no solo se trata de una producción primaria y exportadora tradicional, sino incorporar ahora la energía.
Argentina arrastraba un déficit energético importante, que con los hidrocarburos no convencionales comenzó a revertir.
En un dato curioso de la política cambiaria actual, los ingresos por exportación de energía, no alcanzan para cubrir el déficit del gasto de turismo al exterior.
Se trata de sectores privados con capacidad de ahorro que utilizan las divisas para gastos en el exterior, algo que pudo observarse en el verano del sur, especialmente en el turismo en Brasil.
El planteo del gobierno Milei apunta a un país que se asiente en la producción primaria y exportadora, soja, trigo, maíz, carnes, producciones regionales, más hidrocarburos no convencionales, gas y petróleo, con la novedad del litio y los derivados de la minería metalífera, una tendencia que se fue desarrollando en Argentina en el último medio siglo, y que quiere potenciarse con inversiones externas.
La propuesta entonces es que el desarrollo empresario en la Argentina sea orientado hacia los servicios para los grandes inversores internacionales.
De este modo queda claro quiénes son los ganadores y quiénes los perdedores.
Los ganadores son los inversores transnacionales que puedan actuar en la Argentina, quienes están exigiendo estabilización macroeconómica y seguridad jurídica para sus inversiones, para lo cual en el 2025 se aprobó la Ley de Bases en la cual se incluyó el Régimen de Incentivos a Grandes Inversores, el RIGI, con facilidad para retirar las utilidades, tanto como de orden crediticias e impositivas.
El objetivo apunta a la atracción de capitales externos en un momento de incertidumbre mundial, y donde los grandes capitales buscan rentabilidad, apoyados por una legislación que discipline la protesta del movimiento social sindical popular, un tema difícil en la Argentina por la histórica tradición de organización y lucha sindical y popular.
Para que ganen los que están ganando en la perspectiva del proyecto Milei hace falta disciplinar al movimiento social popular, lo que explica el despliegue represivo ante distintas movilizaciones o protestas.
También destacamos que el gobierno intenta disciplinar al empresariado local asociado a la producción orientada al mercado interno, por lo que abren las importaciones para presionar la baja de precios.
Claro que al mismo tiempo está generando cierre de empresas, despidos, cesantías privadas.
Así como hablamos de 50.000 cesantes del Estado, son más de 130.000 los despedidos en el sector privado en el año y medio del gobierno Milei.
Los que ganan son muy pocos, principalmente de capital externo, grandes capitales locales a ellos asociados, e incluso algunos capitales locales que cambian su orientación productiva a una tendencia importadora para poder mantenerse en el mercado.
Son perjudicados la mayoría de la población que vive de ingresos fijos, trabajadoras, trabajadores, e incluso el empresariado asociado al destino de esos salarios y jubilaciones desactualizados por imperio de la política pública.
III - Dinámica de la lucha contra el ajuste y la reestructuración inducida por el acuerdo con el FMI
La lucha de las/os jubiladas/os, que se manifiestan cada miércoles frente al anexo del Congreso Nacional, es una síntesis aglutinadora de otras luchas, que confluyen en “solidaridad mutua” de sectores afectados por las políticas económicas del gobierno de Milei, caso de las/os trabajadoras/es de la salud, la educación y de variados sectores económicos.
Vale destacar que los recortes en jubilaciones, junto a la eliminación de la obra pública son los principales rubros del ajuste fiscal llevado adelante por el gobierno Milei.
Esas movilizaciones de semana a semana concentran la creciente represión de las protestas bajo el protocolo de seguridad impulsado por la ministra Patricia Bullrich.
La lucha de jubilados y jubiladas resultó ser visible para el conjunto de la sociedad, concitando solidaridad y siendo ámbito y momento de confluencia de otros reclamos y demandas contra el ajuste del gobierno.
A tal punto tiene centralidad, que las Centrales sindicales nacionales convocaron a “paro nacional” confluyendo en la convocatoria de jubiladas/os hacia los miércoles, que se amplía a varias ciudades de todo el país, donde confluyen solidaridades muy diversas, junto a demandas de distintos afectados de la política económica, tal como acontece con las luchas de la salud, el Hospital Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires, el Hospital Posadas del Conurbano bonaerense; pero en distintas partes del país, distintas luchas de la salud, no solo de los profesionales médicos, sino de trabajadores de la salud en diferentes tareas.
Es un tema que se extiende al área de la educación pública. Es que el trabajo estatal está cuestionado y se manifiesta con importantes despidos y disminución del presupuesto público.
Un agravante de la situación es la relación de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), destacando que el país ha estado endeudado desde la dictadura militar y que todos los gobiernos constitucionales han renegociado y aumentado la deuda, excepto el breve gobierno a fines del 2001, momento en que se declaró la parcial cesación de pagos.
Argentina volvió al FMI en 2018 bajo el gobierno de Mauricio Macri, con el préstamo más grande de la historia del FMI, y que el gobierno de Alberto Fernández renegoció en 2022, hipotecando al país hasta 2034.
Ante problemas económicos, el gobierno de Milei propuso un ajuste fiscal superior a las normas del FMI y recibió recientemente un préstamo adicional de 20.000 millones de dólares, consolidando a la Argentina como el deudor número uno del FMI.
Este préstamo se utiliza para ingresar divisas y con ello, favorecer el consenso electoral derivado de la baja de la inflación.
Un consenso que es la base para avanzar con la reforma estructural, especialmente en materia laboral y previsional.
Buscan así, generar condiciones de rentabilidad para los grandes capitales.
El objetivo final es consolidar un segundo período de gobierno libertario desde 2027. En rigor, se trata de un proceso que tiene su origen en la dictadura militar (1976/83) y busca modificar profundamente las condiciones de funcionamiento del capitalismo en Argentina, a favor de los grandes capitales, disciplinando tanto al movimiento popular como a sectores de la burguesía local.
Se trata de un programa que tiene medio siglo y que avanza en etapas desde entonces, especialmente en democracia en los 90, con Macri y exacerbado ahora con Milei.
Interesa recuperar que la Argentina tiene un condicionante estructural en el endeudamiento público, que viene desde la dictadura militar.
Todos los gobiernos constitucionales desde el año 1983, cuando asume Alfonsín, en diciembre de ese año.
Hasta la actualidad, todos los gobiernos han convalidado la deuda pública previa, renegociado la deuda y han acrecentado el compromiso de endeudamiento, salvo en el año 2001, en plena rebelión popular, el gobierno efímero de seis días de Adolfo Rodríguez Saá, que sostuvo la cesación parcial de pagos a los acreedores privados, no a los organismos internacionales.
Salvo ese periodo donde el Parlamento declaró la cesación de pagos, base de política económica que permitió la expansión de la economía argentina desde el 2002 hasta el 2007, porque liberó al país de compromisos de pago por la deuda.
Luego vendrían los canjes del 2005, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, y del 2010 con Cristina Fernández de Kirchner. En el medio, en 2006 se canceló una deuda por 9.500 millones de dólares al FMI. Esa cancelación se realizó en sintonía con el gobierno Lula de Brasil.
Macri renegoció deuda en 2016 y volvió al Fondo en el 2018 con el préstamo más grande de la historia del FMI, quien había acordado prestar 57.000 millones de dólares y solo se desembolsaron 45.000 millones.
Cuando Macri no es reelegido y asume el gobierno de Alberto Fernández, en lugar de denunciar ese crédito ilegítimo, ilegal, odioso, éste renegoció la deuda en el 2022, con un compromiso de hipoteca de la Argentina hasta el 2034.
Esa renegociación que hizo el gobierno de Alberto Fernández condicionó más fuertemente la política económica argentina y cuando asumió Javier Milei propuso un ajuste fiscal superior a las normas que planteaba el FMI, lo que ha llevado a definir su política como una política de ajuste y reestructuración de la economía, del Estado, de la sociedad.
Por eso, ante problemas económicos muy serios que tiene la Argentina, el gobierno Milei acudió recientemente al salvataje del FMI.
El Fondo adicionó un préstamo de 20.000 millones de dólares a la gigantesca deuda que la Argentina tiene con el organismo internacional.
Argentina es el deudor número uno del Fondo Monetario Internacional. Eso hace que el país tenga una deuda con el Fondo de 65.000 millones de dólares, con lo que triplica al segundo deudor que es Ucrania, un país que está en guerra.
El gobierno de Milei impulsa una política ortodoxa en lo monetario, en lo fiscal y en lo cambiario.
Aun así, necesitó que el Fondo desembolsara una cifra gigantesca para poder intentar mantener el consenso electoral derivado de la baja de la inflación, y poder consolidar en la elección de octubre 2025 una potenciación del poder legislativo en la Cámara de Diputados y en la de Senadores.
De ese modo, prepararse para dos temas muy importantes en la regresiva reestructuración del capitalismo local.
Uno es la llamada reforma estructural, demandada por el Poder Económico en la Argentina desde hace 40 años, que es la reforma laboral y la otra es la reforma previsional.
En ambos casos no se trata de mejorar las condiciones de ingresos de trabajadoras/es, jubiladas/os. El propósito apunta a generar condiciones de rentabilidad y mejora de la tasa de ganancia de los grandes capitales que invierten en la Argentina.
Para eso, el gobierno libertario necesita más diputados y senadores, y así avanzar con la reforma laboral y la reforma previsional.
Del mismo modo, prepararse para ese otro segundo gran objetivo, que es lograr en el 2027 un segundo periodo de un gobierno libertario, de ultraderecha, que consolide el ajuste y la reestructuración regresiva.
Una profunda transformación reaccionaria del capitalismo local, en sintonía con lo que acontece en el sistema mundial.
El tema de fondo en definitiva es que Argentina está llevando adelante un proceso que tiene fundamento de origen en la dictadura militar del año 76, que supuso una derrota muy profunda de la estrategia del movimiento popular.
La estrategia en desarrollo fue impulsada por la dictadura genocida en 1976, que se afianzó y se potenció en la década del 90 bajo gobiernos peronistas y radicales, con la presidencia de Carlos Menem por 10 años y la presidencia de Fernando de la Rúa por dos años, quién debió abandonar la gestión con la rebelión popular y crisis de fines del 2001.
Ese proyecto estratégico se potenció en el gobierno de derecha bajo consenso electoral de Mauricio Macri entre el 2015 y el 2019.
Ahora, Javier Milei, ampliando ese consenso electoral, lleva adelante ese objetivo originario de modificar profundamente las condiciones de funcionamiento del capitalismo en la Argentina, a favor de los grandes capitales.
Por eso, el objetivo propuesto por los libertarios apunta a disciplinar por abajo y por arriba. Por abajo al movimiento popular, con una fuerte tradición de organización y lucha. También disciplinar por arriba a sectores de la burguesía local que están fuertemente vinculados al abastecimiento del mercado interno.
Se busca reorganizar el capitalismo local y ponerlo a disposición de la demanda de los capitales transnacionales, para alinear a la Argentina a la política exterior estadounidense en su objetivo de reconfigurar un orden global capitalista en crisis amenazado en su hegemonía por la modernización de China.
IV – Ausencia de alternativa anticapitalista
Existen cantidades de luchas en la Argentina, que no alcanzan una síntesis política que constituya alternativa al orden capitalista en reestructuración regresiva.
La gran asignatura pendiente del momento es la construcción de esa alternativa política, que tiene base en la resistencia popular y en las demandas de los sectores sociales en lucha.
Hay sujetos sociales y políticos para la alternativa, tanto como programa.
La ausencia es la de una estrategia política para desarmar la ofensiva del capital y de la ultraderecha, para generar condiciones de posibilidad de una propuesta política que confronte con la dinámica actual del poder y genere las condiciones de una propuesta para otro orden socio económico, político y cultural, en contra del capitalismo y por el socialismo.
Buenos Aires, 14 de junio de 2025
Aumentos de precios, tarifas y de la resistencia
Por Julio C. Gambina
Inició junio de 2025 marcado por aumentos de precios y tarifas que deterioran la calidad de vida, especialmente para quienes viven con ingresos fijos. A la par, crece el conflicto social, ejemplificado por la situación en el Hospital Garrahan, con bajos ingresos para los residentes y el personal de salud, o las luchas de familias con personas con discapacidad y de investigadores del CONICET, en un contexto de ajuste y recortes similares a las políticas de Donald Trump en Estados Unidos. A esas luchas se suman las derivadas de la pérdida de más de 200.000 puestos de trabajo desde que Milei asumió el gobierno, y cómo la política pública afecta a pueblos originarios y migrantes. La realidad de la situación macroeconómica devuelve un endeudamiento creciente para mantener el tipo de cambio y una baja artificial de la inflación, principal activo político del gobierno por sostener consenso electoral al tiempo que crece la resistencia popular.
Aumentos y conflicto
Los aumentos afectan la condición de vida, sobre todo de aquellos que perciben ingresos fijos, porque no hay actualización de ingresos. Es más, hay deterioro de esos ingresos recurrentes por el “ajuste fiscal” de la política económica. Junto con los aumentos de precios y ese deterioro de la calidad de vida, crece la conflictividad social.
Es visible la lucha en el Hospital Garrahan, expresión representativa de lo que pasa en muchos otros hospitales, nacionales, provinciales o municipales, con deterioros de ingresos de sus trabajadores/as, donde lo más visible es el bajo ingreso de las/os médicas/os residentes, que en la práctica son jóvenes profesionales en formación, prácticamente a cargo de la atención sanitaria de la población hospitalaria. Pero no son solo los residentes, son bajos los ingresos del personal de salud en su conjunto, médicas/os, enfermeras/os, enfermeros, camilleras/os, en fin, todo aquel que trabaja en la salud pública argentina.
Hay conflicto y demandas sociales por las familias que tienen personas con discapacidad que ven restringidos los aportes para tratamientos imprescindibles, mostrando la crueldad de la política pública. Están en lucha los investigadores del CONICET, de diversos Institutos de investigación y la docencia universitaria. Es coherente con la gestión de Donald Trump en Estados Unidos. Se trata de un un ataque a la universidad, a los institutos de ciencia y tecnología. Es una política que expulsa fuerza de trabajo científico intelectual, tanto en EEUU como en Argentina. La Argentina es un aliado incondicional de la política de Estados Unidos y por lo tanto Milei y Trump llevan adelante programas similares en materia de ajuste, de “motosierra”, de recorte al gasto público social, y por eso el recorte a la investigación. La universidad lo sufre y por eso los paros docentes, de investigadores del CONICET, en donde los estudiantes universitarios van sumándose a esa conflictividad.
Crecen los despedidos y la precariedad a todo nivel en el sector público y en el privado. Ya se han perdido en la gestión Milei, más de 200.000 puestos de trabajo, más de 40.000 en el sector público y el resto en el sector privado. La política pública afecta, principalmente el empleo y el ingreso de los sectores populares. Esa creciente conflictividad se condensa en las movilizaciones semanales regulares del movimiento de jubiladas/os, expresión de una lucha emblemática que agrupa la diversidad de la protesta social.
Macroeconomía y deuda
Por eso interesa revalorizar la situación macroeconómica, que no termina de estabilizarse.
El gobierno está forzando una baja de la inflación sobre la base de contener el tipo de cambio, para lo que hace todas las maniobras que sean necesarias para que el dólar se arrime a la base inferior de la banda de flotación, entre 1.000 a 1.400 pesos por dólar. El costo es gigantesco, ya que se realiza a cuenta de un endeudamiento muy fuerte.
La semana pasada se tomó deuda por el equivalente a 1.000 millones de dólares, operación realizada con residentes externos que ingresaron dólares a la Argentina y tomaron bonos que se pagarán en pesos en el 2030. El año pasado, 2024, la deuda en pesos, en dólares, en equivalente a la divisa estadounidense se acrecentó en 100.000 millones de dólares. El gobierno está capitalizando intereses de la deuda que toma en pesos y por lo tanto “patea la pelota” para adelante.
El problema será para el/los próximo/s gobierno/s. Es una lógica que se reproduce desde la dictadura genocida. Se trata del “pecado original” en materia económica, con el que se condicionó la transformación estructural y regresiva del capitalismo local. Hemos insistido que, todos los turnos constitucionales, desde 1983 en adelante, renovaron ese endeudamiento, salvo el efímero presidente Rodríguez Saá, que fue a una cesación de pagos declarada por el Congreso de la Nación, producto de la movilización popular, de las condiciones políticas que imponía la lucha social.
Por eso señalamos que este mes de junio comienza con incrementos de precios y tarifas, junto a medidas que contrarrestan esos incrementos en el índice de precios vía “política cambiaria”, deteriorando las condiciones de vida de la población, por lo que crece la lucha social.
La política de ajuste y reestructuración afecta a millones de personas y sin perjuicio del consenso electoral que viene disputando con relativo éxito el gobierno, lo que crece es la resistencia popular. Lo destacable es la articulación de esas diversas conflictividades, al tiempo que se construye una estrategia y propuesta política alternativa que supere el carácter de opción por el gobierno del capitalismo local.
Buenos Aires, 2 de junio de 2025
Disciplinar al país para una inserción subordinada
El gobierno pretende disciplinar a la sociedad argentina en dos frentes: al movimiento obrero y popular, por un lado, y a los sectores económicos más poderosos por el otro.
Por eso, avanza en las restricciones al derecho de huelga, restringe la libertad en las negociaciones paritarias, promueve el permanente ajuste a jubilados y el recurrente aumento del desempleo y la precariedad laboral. Todas formas de disciplinar la protesta social y la organicidad popular.
Además, el gobierno busca reestructurar el bloque de dominación en el país, favoreciendo un modelo primario-exportador, sustentado en la inversión extranjera en bienes comunes y una reconfiguración empresaria de servicios en apoyo a esa lógica aperturista.
El resultado es una mayor desigualdad en un país de “servicios” para los inversores productivos transnacionalizados. Se trata de un proyecto que busca refundar a la Argentina, subordinándola a la dinámica del capitalismo contemporáneo en crisis.
El bloque de poder en la historia
La Argentina nació como tal hacia 1880 con un bloque socioeconómico dominante integrado por el capital externo y los grandes propietarios de la tierra.
Es el tiempo de la inmigración para nutrir el trabajo asalariado como sustento del desarrollo capitalista y con ello, una historia de organización social, sindical, popular para contrarrestar la explotación.
La reestructuración del bloque en el poder acontece con la industrialización sustitutiva a comienzos del siglo XX y durante buena parte del siglo pasado.
Se incorpora al anterior bloque de la dominación una burguesía local, principalmente fabril, diseminada como pequeña y mediana empresa vinculada al mercado interno, también orientada en parte, a la exportación.
El modelo productivo y de desarrollo se amplía con el mercado interno, por lo que se promueven propuestas políticas de conciliación de clases, que se expresaron en los distintos pactos sociales que se instrumentaron o que se pretendieron instrumentar durante el siglo XX.
Remitimos a reiterados “controles de precios y salarios”, “acuerdos empresariales con trabajadores y trabajadoras”. El Estado como organizador social promovía la articulación de la inserción internacional tradicional y el aliento y estímulo al mercado interno.
La búsqueda, junto con el desarrollo industrial, pretendía atemperar el conflicto en la sociedad.
Una nueva ruptura supuso la dictadura genocida, en una dinámica que hoy se manifiesta en el gobierno Milei, que pretende consolidar un bloque de poder que tiene manifestaciones en la política.
Remodelar el país
Una de las grandes novedades políticas de la Argentina en estos años es la emergencia de una derecha con votos, con consenso electoral. Eso fue Macri, el macrismo, entre 2007 y 2023.
El fenómeno actual se manifiesta con la aparición de Milei desde 2021 y con pretensión de perpetuarse en el futuro mediato. Se intenta desplazar esa derecha históricamente constituida en este tiempo, bajo gobiernos constitucionales.
La disputa se manifiesta en el terreno electoral, con la audacia de promover a fondo una regresiva reestructuración social, con un enfoque ultra liberal, ortodoxo, de ultraderecha.
Es lo que se puso de manifiesto en las elecciones porteñas y envalentonó a Javier Milei, que busca repetir en septiembre en la Provincia de Buenos Aires, subordinando al partido de Macri a ese objetivo.
La intención es reordenar y disciplinar la representación política de la derecha en la Argentina.
Como parte de ello, se intenta reacomodar al poder económico real en lo que es el nuevo modelo productivo y de desarrollo que imagina el gobierno en esta etapa.
Por un lado, inversiones externas en bienes comunes para consolidar el modelo primario-exportador, y sumar la potencialidad de la minería, el cobre, el litio; la energía, el gas y el petróleo no convencional.
Se trata de reconvertir al aparato empresarial de origen local en una estrategia de logística de “servicios” para esas inversiones externas que deberían llegar, imaginan en el gobierno, con el RIGI y el aval del FMI y el mercado mundial de capitales.
Para eso es el equilibrio macroeconómico buscado, el ajuste fiscal, los despidos y cierres de empresas, en un contexto de asociación política con el gobierno estadounidense y el FMI.
El objetivo es un “país de servicios” para las empresas externas que inviertan en bienes comunes, en la Patagonia, en el territorio cordillerano, en todo el país.
Así se define un modelo de desarrollo para una población menor, e incluso un mayor nivel de desigualdad.
En ese sentido, no se trata solo de un proyecto económico, sino que es una propuesta integral, económica, política, social, cultural, que intenta refundar a la Argentina.
La fundación o refundación del país capitalista es lo que tienen en común cada momento de reorganización de la economía, el Estado y la sociedad.
Aludimos al proyecto oligárquico imperialista de 1880, al proyecto de industrialización subordinada a la dominación externa en tiempos de la industrialización sustitutiva en el país, y por supuesto al nuevo orden que pretendió la dictadura genocida, hoy exacerbado bajo gobierno Milei.
La Argentina surgió capitalista bajo una lógica de subordinación al capital externo, en el cual, la deuda pública fue históricamente un condicionante, una situación morigerada por la lucha y organización social que intentó representaciones políticas populares que dificultaron el disciplinamiento social.
En esa historia, las limitaciones del poder global se manifestaron en una larga tradición de organización y lucha popular, sindical, social, cultural, pero también en disputa en el propio bloque de poder, que más allá de su posibilidad, imaginaron espacios de autonomía.
Por ello, el gobierno Milei es un nuevo intento para disciplinar por abajo y por arriba a la sociedad, e insertar al país en la nueva dinámica del capitalismo global.
El interrogante remite a la tradición de organización y lucha popular, con posibilidad de estructurar una representación política en sentido contrario y con proyección por la emancipación.
Buenos Aires, 26 de mayo de 2025
Elecciones del 18/5 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Lo primero a destacar es el avance del proyecto político liderado por Javier Milei, con el lema “Adorni es Milei”, consolidando la nueva referencia de la derecha política en Argentina, desplazando al macrismo. Es cierto que en simultáneo se verifica una fuerte abstención, del 46,6%, señal de crisis política y que afecta a todos los proyectos. Las medidas económicas previas a las elecciones, como la disminución de aranceles en Tierra del Fuego y el levantamiento parcial del CEPO, atraen a sectores con capacidad económica. Eso explicaría el avance de la votación libertaria en la zona norte de la ciudad, con residentes de mayores ingresos, y los mayores votos del peronismo en el sur empobrecido, en donde también hubo mayor abstencionismo. Los resultados electorales indican que continúa vacante un proyecto alternativo a la derecha reaccionaria, y que la iniciativa política está actualmente del lado de la ultraderecha.
Elecciones y política
Luego del resultado electoral importa discutir cómo está y cómo sigue la política y la economía en el país.
Ganó La Libertad Avanza (LLA), el proyecto político del presidente libertario de la Argentina, surgido a la política en el 2021, electo como Diputado Nacional hace cuatro años y hace año y medio como Presidente. Un fenómeno para analizar, ya que, desde una referencia de minoría en un solo distrito, tuvo capacidad de proyectarse nacionalmente y desafiar el liderazgo de la derecha para intentar consolidar un proyecto reaccionario con votos.
Un dato relevante entonces es el desplazamiento de Macri de la referencia electoral de la derecha. Macri asumió como Jefe del gobierno porteño en 2007 y su fuerza política, el PRO, completará 20 años al frente de la gestión de CABA en el 2027. En aquella ocasión, 2007, la división del peronismo/kirchnerismo aceitó el arribo al gobierno de una derecha con votos, iniciando un nuevo ciclo de la política en la Argentina bajo la disputa de dos coaliciones, la kirchnerista y la macrista. Una situación que permaneció hasta la emergencia de Milei, presidente desde 2023 y con una fuerte iniciativa política construida desde lo institucional y la influencia mediática, abonando un clima de época global.
Es cierto que hubo una fortísima abstención, del 46,6% de la población, casi la mitad de quienes estaban en condiciones de votar, lo que supone elementos de crisis política, tal como viene ocurriendo en variadas votaciones, casos recientes en Santa Fe, Chaco, Salta, Jujuy y San Luis. Una crisis política que afecta a todos los proyectos que se presentaron a la disputa electoral en 17 fórmulas, de las cuales solo 5 lograron bancas: los libertarios (11), el peronismo (10), el PRO (5), Rodríguez Larreta (3) y el FITU (1).
De ese modo, la Legislatura porteña queda con el peronismo como primera minoría (20), seguidos de LLA (13), el PRO (10), el larretismo (5), la UCR (5), FITU (2), Coalición Cívica (1), y otros (4). La derecha es hegemónica en la legislatura porteña.
Las bancas logradas mayoritariamente juegan para el proyecto de la derecha, mantienen al peronismo como primera minoría en la legislatura. Peronismo es una forma de decir porque ahí había una coalición que estaba liderada por un candidato de tradición radical, un radical kirchnerista, como es el caso de Santoro.
El macrismo dividido perdió en su bastión, tiene todavía por delante dos años de gestión para intentar recomponer, pero el dato relevante es que en la lucha institucional en la Argentina la ultraderecha avanza en su perspectiva de hegemonizar el espacio de la derecha argentina, lo que es una novedad en la larga historia constitucional del país.
Liderazgo en la derecha y crisis política
Quizás, la conclusión más importante es que la derecha tiene un nuevo liderazgo en Javier Milei, sin base social organizada, pero atraído ese conjunto social electoralmente por medidas de política económica que resultan atractivas a sectores con capacidad económica, con capacidad de ahorro.
Remito a los anuncios previos a las elecciones para disminuir los aranceles en Tierra del Fuego, lo que afecta al empleo, la producción y ha motivado conflictos sindicales y sociales muy importantes en ese territorio, pero también, en una lógica individualista, liberal, de índole meritocrático, instalada en la población con capacidad de ahorro, ese anuncio sonó a celulares, televisores o aires acondicionados más baratos.
En esa lógica individualista, lo que interesa es que a “mí” me vaya mejor, con independencia de lo que pase con los trabajadores, trabajadoras de Tierra del Fuego, los que se sumarán a los 200.000 puestos de trabajo perdidos desde que gobierna Javier Milei.
También se anunció el levantamiento parcial del CEPO para los particulares y la posibilidad de usar los “dólares del colchón”. Los sectores socioeconómicos con capacidad de ahorro ven con agrado que tengan libertad de comprar o de vender los dólares que quieran sin acudir a las cuevas del mercado paralelo.
Fueron medidas atractivas para los sectores con capacidad económica, que es lo que se ve también en el resultado electoral con la zona norte de la ciudad de Buenos Aires teñida de violeta (LLA), que son los barrios donde vive y se asienta la población de mayores ingresos en la ciudad de Buenos Aires, contra un sur empobrecido que volvió a pintarse con la identidad del peronismo y un mayor abstencionismo.
La elevada abstención y los escasos votos de la mayoría de las listas presentadas convoca a debatir la “crisis política” que existe en la ciudad y en el país.
Más allá de quienes ganaron o quienes perdieron, sigue vacante un proyecto alternativo al de la derecha reaccionaria que es lo que se viene consolidando en iniciativa política.
La iniciativa política está del lado de la ultraderecha y es importante pensarlo, discutirlo para configurar un proyecto político atractivo para los sectores populares, quienes no aparecen motivados o incentivados para ir a votar y que sufren las condiciones de un ajuste que con este resultado se profundizará. La alternativa política continúa siendo una asignatura pendiente.
Buenos Aires, 19 de mayo de 2025
Elecciones provinciales y crisis política
Hubo elecciones en Salta, Jujuy, Chaco y San Luis, destacando la continuidad del “cambio político” en Argentina, impulsado por el descontento social, económico y político. El proceso electoral da cuenta de la dificultad para identificar las identidades políticas tradicionales, tanto como en las listas electorales y el transfuguismo político, ejemplificado por el caso de Patricia Bullrich. Hay crisis de las identidades tradicionales y la elevada abstención (alrededor del 40%) como un signo de desinterés en la política tradicional. La situación es producto del regresivo impacto económico de largo aliento sobre buena parte de la población empobrecida, en donde subsisten las expectativas en el gobierno de Javier Milei, especialmente en lo relativo a la reducción de la inflación. Claro que, en origen, la inflación inicial fue exacerbada por la devaluación de diciembre de 2023, impactando negativamente en la distribución del ingreso. Esa expectativa se asienta en la política oficial de control salarial y del tipo de cambio para contener la inflación, a pesar de su discurso libertario. Lo concreto es la persistencia del descontento social, la crisis de las identidades políticas tradicionales y los desafíos del gobierno actual para controlar la inflación y mejorar su capacidad de disputa hegemónica para avanzar en profundas y reaccionarias reformas estructurales desde la próxima legislatura nacional a partir de diciembre del 2025.
Descontento como base de los cambios
Existe continuidad de cambio político en la Argentina. Un cambio político que tiene base económica, que está asociado al descontento de largo aliento de la población con lo que pasa en la Argentina con la economía, con la política. Enseña que subsisten búsquedas de rumbos por donde debe transitar la reestructuración de la economía, la política y la sociedad en la Argentina.
Hay que estar muy informado para saber dónde están las identidades tradicionales en las listas que disputaron las elecciones provinciales. Si uno no es salteño, puntano, jujeño o chaqueño, resulta difícil leer quién integra cada una de las coaliciones, incluso cómo esas coaliciones se expresan en los cargos provinciales, en los cargos municipales. Es una lectura difícil para alguien no informado en su provincia.
La pregunta es dónde está lo tradicional, dónde está el radicalismo, dónde está el peronismo, incluso dónde está la derecha, una derecha que se ha hecho competitiva electoralmente en los últimos tiempos, y dónde está la izquierda, también con mucha fragmentación, con nombres distintos en cada una de las provincias.
Un dato relevante es el transfuguismo político. Así como el dato emblemático de estos días fue Patricia Bullrich saltando de presidenta del PRO a afiliada de la Libertad Avanza, resalta como ejemplo de “políticos” que pasan por distintos partidos. Es el caso de muchos de los líderes políticos de estas provincias e incluso de otros distritos que van pasando por distintos partidos políticos.
Son elementos de una crisis política de las identidades tradicionales de la Argentina. Los oficialismos actuales tienen antecedentes en los opositores.
El caso del gobernador de San Luis es en origen del peronismo y los hermanos Rodríguez Saá, y ahora aparece en confrontación. Sáenz, el gobernador salteño, tiene una historia y una tradición en el partido justicialista.
Así podemos seguir mostrando los distintos casos que muestran las dificultades para entender cómo funcionan hoy las identidades políticas y cuáles son las opciones que se le ofrecen a la población.
Todo esto tiene que ver con el descontento social, económico y político, manifiesto en la elevada abstención, promediando el 40% de la población, algo que ya se vio en las elecciones santafesinas para convencionales constituyentes.
Los electos son apenas un poco más del 50% de la población que está en condiciones de votar.
Eso muestra un nivel de desinterés con la política, de crisis con la política tradicional y por lo tanto es un dato relevante del análisis político, no sólo quién ganó, quién salió segundo, cómo quedan configuradas las legislaturas provinciales, sino este nivel de desvinculación de una parte de la sociedad provincial y muy probablemente a nivel nacional con el destino político de organización y reorganización de la sociedad en la Argentina.
Inflación y anclas gubernamentales
Es un descontento que está asociado a la situación económica, en donde incluso hay que señalar que todavía existe una expectativa en lo que puede dar el gobierno del economista Javier Milei, que se ha comprometido y está afirmando su política económica en la reducción de la inflación.
Una inflación agigantada como primera medida del gobierno, con una importante devaluación en diciembre del 2023, que terminó con un registro del 25,5% de inflación para ese mes.
Una parte de esa inflación tiene que ser adjudicada al gobierno anterior, pero el salto, más que duplicar el registro de inflación de noviembre del 23, tiene que ver con la devaluación de Milei, con un impacto en la distribución del ingreso gigantesco, por eso el elevado nivel de empobrecimiento e indigencia en el primer semestre del 2024. Baja la pobreza en el segundo semestre del 2024, asociado a la disminución paulatina de la inflación, que volvió a subir con el registro de marzo del 3,7%. Ahora se espera que el registro de la inflación de abril sea un poco menor, pero mayor de la tendencia declinante de los meses anteriores.
La inflación sigue siendo un problema y por eso el gobierno insiste en planchar el tipo de cambio, el dólar más barato posible, ayudado por préstamos del FMI y recursos que vienen del exterior engrosando la deuda y comprometiendo a futuro las finanzas públicas. Otra ancla es el salario y por eso el gobierno libertario que pregona la libertad controla las paritarias, no avalando negociaciones colectivas que vayan más allá de lo que el gobierno imagina como control salarial para contener la inflación.
Estas elecciones y la que vendrá en la Ciudad de Buenos Aires el próximo domingo 18 de mayo son parte de una crisis política que tiene base económica y un debate en la sociedad de por dónde debe transitar un rumbo de búsqueda de alternativa visible y viable, como gran desafío de la izquierda y el movimiento popular que protagoniza la resistencia a la política de Milei y sus cómplices en el sistema político de la Argentina.
Buenos Aires, 12 de mayo de 2025
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